Biofeedback o biorealimentación
Por ejemplo, podemos tener puestos unos electrodos que miden el pulso cardiaco. Estos electrodos se conectan a un aparato electrónico que mide y visualiza en números nuestro pulso. Al ver los números, podemos variar nuestro ritmo cardiaco de forma voluntaria, concentrándonos en hacer subir o bajar la numeración que vemos. Hace falta que la persona esté relajada.
Las utilidades prácticas de la biorealimentación son el control de la ansiedad, la relajación, el alivio del dolor de cabeza por tensión, el síndrome del intestino irritado, etc.
Los sistemas de biofeedback más habituales son:
1.- La Resistencia Galvánica de la Piel (RGP). Se utilizan dos electrodos conectados a las yemas de los dedos o a la palma de la mano. Se hace pasar una reducida corriente eléctrica para comprobar la conductividad de la piel. Cuando las glándulas sudorípadas de la piel están más activas, la conductividad aumenta. Por ello, el feedback con RGP da información general sobre los niveles de estrés o de fatiga, y es útil para medir el grado de relajación de la persona.
2.- El Feedback del Tono Muscular (FTM). Como los músculos generan impulsos eléctricos, podemos medir su grado de actividad mediante electrodos. Cuando los músculos están tensos el tono es fuerte, y cuando se relajan el tono disminuye. Con el FTM se puede enseñar a una persona a que relaje algún grupo específico de músculos. Es útil para combatir las migrañas, etc.
Copyright © Classe Qsl - Editorial 3Temas. Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial de este artículo en otro medio de comunicación sin el permiso expreso de Classe Qsl. Artículo escrito por Antonio Adserá Bertran, psicólogo colegiado nº 15297, master en Neurociencias por la Universidad de Barcelona. Última revisión: 13 de abril de 2007.